Los helenos han dado a la historia de la humanidad un gran número de filósofos, historiadores, escritores, artistas, inventores y pensadores, y su relación con el agua es incuestionable. Desde el punto de vista cosmológico, se creyó que el agua era el origen del universo; desde el técnico, se inventaron grandes máquinas que incluso hoy son utilizadas en ingeniería, se realizaron proyectos y obras espectaculares; mitológicamente, dioses y divinidades acuáticas inundaron su forma de vivir y creer; y geográfica, el mar ha sido el gran acompañante de esta civilización.
Aquí nos sentaremos, básicamente en la aportación de la ingeniería y de la física y no en los trabajos de filósofos o matemáticos. En fin, Arquímedes, Dionisio de Siracusa, Ctesibio o Herón de Alejandría.
Los griegos inventaron muchas tecnologías y mejoraron otras ya existentes, sobre todo durante el periodo helenístico. Herón de Alejandría inventó la eolípila, que fue la precursora de la máquina de vapor y demostró que tenía conocimientos de sistemas mecánicos y neumáticos inventando máquinas simples, mecanismos hidráulicos y automatizaciones. Pero no sólo eso, ellos también dominaron la hidráulica siendo los inventores de los molinos de agua y más tarde crearían los de viento. Arquímedes, además de su célebre Principio de Arquímedes, inventó un sin fin de máquinas demostrando ser un erudito de la mecánica. Entre sus invenciones, una de las más conocidas es el tornillo de Arquímedes.
Arquímedes
Este matemático, astrónomo, filósofo, físico e inventor griego, nació en Siracusa en la segunda década del tercer siglo antes de Cristo (287-212 a.C.) y estudió en la escuela de Alejandría (Egipto), donde logró la desecación de los pantanos mediante diques móviles. Posteriormente, en su ciudad natal, se dedicó a la investigación y consiguió aplicar la ciencia a los problemas de la vida cotidiana. Dentro del campo de la física inventó la rueda dentada y la palanca, y en matemáticas descubrió las relaciones entre el volumen de la esfera y otras figuras, determinó el valor del número "pi" e ideó la espiral de Arquímedes. Hizo descubrimientos sobre geometría, catóptrica, hidráulica, mecánica, construcción y máquinas de asedio y fue el inventor de las poleas compuestas y de un cañón que lanzaba pequeños proyectiles gracias al agua.
La vida que desarrolló este griego de la antigüedad, el científico más grande de ese periodo, significó una época esencial para los logros de la humanidad en general. Arquímedes se distinguió de sus contemporáneos por su imaginación, su audacia y por aplicar la ciencia de forma práctica, acercándola a las necesidades o problemas de la vida diaria. De esta forma, hizo grandes descubrimientos como el principio o el tornillo que llevan su nombre. Una máquina simple tan obvia, como la palanca, fue desarrollada matemáticamente por Arquímedes. Este científico griego descubrió la fórmula matemática que explicaba el funcionamiento de la palanca para levantar pesos con facilidad.
Dionisio I
Dionisio I, también llamado Dionisio de
Siracusa, reinaba por Siracusa, la ciudad más importante de Sicilia, por el año
450 a.C. Se dice de él que fue un tirano y que había creado un gran ejército de
mercenarios.
Este mecánico ingeniero mecánico, contemporáneo de Arquímedes, realizó toda una serie de obras tan ingeniosas llegando incluso a crear maquinaria bélica, maquinaria que, por extraña lógica de la Historia, fue lo que más perduró en la Edad Media. Una de esas máquinas se llamaba Chalkotona y consistía en una estructura que permitía franquear las murallas sin necesidad de escalas; la segunda, Aerotona, estaba destinada a arrojar piedras.
Empédocles de Agrigento
Empédocles de Agrigento (491- 460) fue también
otro de los grandes genios de la antigüedad helena. Filósofo y médico, entre
sus hechos notables figura el haber librado a los habitantes de la ciudad de
Selinunte de la malaria al desviar el cauce de uno de los ríos para incrementar
de agua a otro. No fue el inventor de la clepsidra, pero sí la
perfeccionó. La clepsidra o reloj de agua era esencialmente una especie de
recipiente, generalmente esférico, con una serie de orificios para la entrada y
la salida del agua, unido a un tubo con un orificio abierto que servía también
de asa. Se introducía en la fuente de agua, se tapaba el orificio del tubo y,
con ello, se podía trasladar el agua atrapada hasta donde se deseara. Se dice
que las amas de casa de la antigua Grecia la utilizaban para extraer y
trasladar agua con fines domésticos. En algún momento la clepsidra adquirió
otras formas y se utilizó para medir el tiempo, como una suerte de reloj de
agua, construyéndose ejemplares de gran tamaño que fueron instalados en
jardines y otros espacios similares.
La mejor medida, en la Antigüedad, del meridiano que pasa por los polos terrestres data, nada menos, que de 235 a.C. y la llevó a cabo Eratóstenes de Cirene, uno de los directores más ilustres de la magna Biblioteca de Alejandría. Eratóstenes era de Cirene, capital de la Cirenaica, que en la actualidad está en Libia y se llama Shahhat. Nació en 273 a.C. en una familia rica, y gracias a ello pudo tener una educación exquisita en Atenas y una carrera magnífica en Alejandría, haciendo méritos sobrados para merecer muchos puestos y honores. A lo largo de toda su vida, que se prolongó hasta el año 194 a.C., fue amigo y admirador de Arquímedes.
Arquimides fue un inventor griego pragmático me gusto su forma de aplicación de la ciencia al conseguir aplicar la misma a los problemas de la vida cotidiana en el campo de la física es una excelente manera de descubrir conociendo y observando objetos que podemos ver y tocar.
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