Los griegos eran politeístas: rendían culto a varias divinidades. Honraban principalmente a los dioses (theoi) y a los héroes. Cada uno de ellos podía ser invocado bajo diversos aspectos en función del lugar, del culto y de la función que cumplía. Estos dioses dotados de poderes sobrenaturales, bajo el mismo nombre, podían presentar una multiplicidad de aspectos. Los epítetos cultuales (las epíclesis), señalaban su naturaleza y su ámbito de intervención. Existía, por ejemplo, Zeus Kéraunos (tonante), Polieo (guardián del orden político, de la polis), Horkios (garante de los juramentos y de los pactos), Ktésios (protector de la propiedad), Herkeios (guardián del cercado, del redil), Xenios (protector de los huéspedes y de los extranjeros). Las otras figuras del panteón griego seguían también este esquema.
Los principales dramaturgos griegos que han sobrevivido son los trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides y los escritores cómicos Aristófanes y Menadro.
Dramaturgo Esquilo
Los principales historiadores griegos cuya obra ha llegado a nuestras manos son Herodoto, que escribió acerca de las Guerras Persas; Tucídes, historiador de las Guerras del Peloponeso; Y Polibio, cuyo tema fue el surgimiento del poderío romano.
Herodoto
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